Trabajo Practico N2 "Walimai"

 

Abri los ojos, pero no podía ver nada. Hacia tiempo mis días eran negros y sin forma, estaba cegada por el dolor, el miedo, la angustia. Un día mas en el que solo me preguntaba: ¿Hasta cuando podré aguantar esto? ¿Cuantos hombres mas aguantara mi cuerpo?.
El no tener un numero concreto, un limite establecido, me mataba aun mas. Podía estar allí un día, dos, o mil. Era algo que yo no iba a saber.
Sin fuerzas de nada, vino el primero, y yo hice lo que tenia (o podia) hacer, sobrevivir a una violacion hacia mi persona, mi cuerpo y alma. Y vino el otro, y el otro. Cuando creía que ya no podía, cuando mi cuerpo estaba limpio pero increíblemente sucio por dentro, y mi alma rota cual mis huesos, llego el ultimo, y le rogaba a cualquier dios de que asi fuera, hombre.
Pero este no entro como los demás, no entro prepotentemente, sin decir nada. Este se acerco a mi, escucho mi corazón, ese que todavía latía lentamente. Lo mire a los ojos, y entendí que el no venia en son de hacer lo que me hacen los hombres que día a día veo. Este venia a salvarme, y también entendí que salvar a alguien no significa darle vida de calidad, a veces, salvar a alguien es cortar con todo ese sufrimiento que día a día busca la forma de sobrellevar.
Salvarme a mi, era un ejemplo de la segunda forma de salvar a alguien. Y no reproche. Porque seguramente iba a estar en un lugar mejor, me iba a encontrar con gente que hacia tiempo no veía, y finalmente la ceguera interna que sentía se iría.
Pasaron los minutos, y el corte en mi cuello ya no dolía. Se sentía bien ser salvada, se sentía tan bien ser libre después de ser tan prisionera de tu cuerpo.
Y asi fue como mi vida termino allí, por suerte, en esa choza, con ese hombre que ni el nombre sabia, pero que le agradecería toda la eternidad, el no fue un hombre mas que me violo, el me había salvado.